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"Mi invitación es que dejemos los odios desarmemos, no a las FARC, sino que desarmemos los corazones" Camila Cienfuegos

Entrevista
Oficina de Comunicaciones y Derechos Humanos CODH
Fundación Colombia Soberana
Por María Méndez

Foto Delegación de Paz de las FARC-EP


La Habana me saludó con un bello sol y la brisa del mar. Los amables cubanos me dijeron que los días estaban frescos, pero sentí calor, aunque me pareció el clima ideal. El trabajo me llevaba a La Habana, y no solo el prelanzamiento de la Federación Internacional de Prensa de los Pueblos FIPU, sino para conocer de cerca el proceso de paz entre la guerrilla de las FARC y el gobierno Colombiano.


En el Hotel, al entrar en contacto con los miembros de la Delegación de Paz de las FARC responsables de interactuar con la prensa, me llamó la atención la figura de la guerrillera que se dirigía a hablarnos. Delgada, su piel de un canela tenue, muy bonita y delicada.  Sinceramente no la puedo imaginar en medio de la guerra. Es realmente una persona cálida, alegre, sincera, radiante, tierna. 

En esa primera conversación hablamos de las entrevistas que haría. Al principio quería entrevistar a una mujer. Antes de llegar allá pensé en las mujeres que recién entraban a conformar la Delegación de Paz por el hecho de que recientemente habían arribado a la Isla y tenían aún la expectativa de su trabajo allí y sobretodo la noción de los guerrilleros y guerrilleras que están en la selva colombiana. 

Pero  por el impacto que ella había causado en mi en pocos minutos le respondí "Quiero entrevistar a una mujer" no lo dije directamente, pero supongo que ella, que es muy perspicaz, entendió mis intenciones. Sería a la Comandante Camila Cienfuegos a quien entrevistaría.

¿Quién es Camila?  Como te definirías a ti misma.

Camila: A Veces es tan difícil definirse uno mismo. Camila es una mujer revolucionaria que sueña con un país distinto al que nos ha tocado vivir a estas generaciones de violencia. 

Hago parte de los diálogos de paz en La Habana, buscando una solución política al grave conflicto social y armado que vive Colombia.

¿Cómo es tu historia Camila, tu niñez?

Camila: Mi niñez. Fue una niñez muy tranquila, muy feliz, soy del medio de varios hermanos, soy una de las menores.

Hace muchos años no los veo porque decidí seguir mi vida revolucionaria, y para ser revolucionario hay que dividir, entre ser revolucionario o separarte de la familia, porque ambas cosas no se pueden llevar paralelamente. 

De mis años de niñez tengo muy gratos recuerdos, junto a mis padres, junto a mis amigos, mis primos. Fuimos una familia muy unida y, a pesar de que están muy lejos, sé que mi familia sigue siendo muy unida.

Bueno, se oye una familia muy feliz, un ambiente espectacular ¿Qué hace que tomes la decisión de la lucha revolucionaria?

Camila: Hay momentos en la vida de hombres y mujeres que hay que hacer rupturas y definir qué quiere hacer en la vida, y hay momentos que esa ruptura impacta algo. Era el año 94 y ya se sentía desde el 92, 93 una presión muy fuerte en el Valle del Cauca que fue el apogeo del narcotráfico, y uno empieza a escuchar cosas de la violencia sistemática, también la falta de oportunidades. Y cuando a uno le toca hacerse casi a pulso y ver que tus derechos son vulnerados a pesar de que eres muy joven, pues eso hace que tú vayas tomando decisiones y hace que valla creciendo una rebeldía dentro de ti.

En esa época en mi colegio, yo estudiaba en un colegio público, primero estudiaba en un colegio de monjas y luego pasé a un colegio público, y en ese colegio público se peleaba todos los días para que tuviéramos el horario que correspondía como estudiantes, los profesores vivían el paro porque no les pagaban, íbamos a marchas, íbamos a protestas y la policía nos agredía y agredía a mis profesores.

Entonces cuando tú estás reclamando tus derechos y sos agredido, pues eso hace que a uno le vaya creciendo esa necesidad de reclamar esos derechos y eso fue lo que en gran parte hizo que me fuera para las FARC.

Bueno Camila, ingresas a las FARC, todo normal, pero hay unos mitos, una propaganda negativa sobre la vida de las mujeres en la guerrilla ¿Cómo es la vida? ¿De verdad ustedes son golpeadas, violadas, atropelladas dentro de las filas guerrilleras?

Camila: En las filas guerrilleras hay una juridicidad guerrillera que es el reglamento, tanto para hombres como para mujeres es igual y hay unas normas y unos estatutos de régimen disciplinario y de normas internas que rigen ciertos puntos y cierta normatividad.

Esa normatividad refleja o esclarece unos puntos específicos en los que habla del maltrato. O sea, allá ningún compañero ni ninguna compañera se puede golpear, ni siquiera se pueden decir groserías porque hay un inciso que dice que las palabras soeces de compañeros hacia compañeras, o de mandos hacia subalternos o subalternos hacia mandos debe ser sancionado. Hay formas de parar esa violencia. Los medios de comunicación han querido deslegitimar esa verdad .

¿Cómo es la vida de una mujer dentro de las filas guerrilleras?

Camila: Muy distinta, quizás por el contorno de lo que se vive, a la vida de una mujer en la civil. Distinta porque de uno u otra manera estamos armadas, no establecemos los roles de la vida civil que las mujeres tienen que estar en la cocina o en la casa lavando, planchando, las que estén cansadas, e incluso las niñas desde muy temprana edad ya hay uno roles establecidos. 

La que no tiene para educarse le toca el rol de mujer en la cocina, el rol de que no hay alternativa sino eso: crecer y ser ama de casa. En la guerrilla ese rol cambia. Porque hombres y mujeres tenemos los mismos derechos, y no solo en igualdad de condiciones, sino en estos roles establecidos.

Allá tanto rancha* (cpcinar) un hombre como rancha una mujer. Entonces eso es un listado y todos pasan por ese listado. Entonces hoy le toca, por decir, a Victoria, mañana le tocará a Lucas, pasado mañana a Matías, y así sucesivamente. Allá no es que solo las mujeres hacen determinadas cosas que son para mujeres y hombres hacen cosas que son para hombres. 

Allá tanto hombres como mujeres se preparan para el combate, para la política, dan cursos de odontología, de enfermería, los cuales uno nunca hubiera podido tener afuera en esas condiciones. Porque cuando tú no tienes una capacitación no encuentras trabajo. Y lo otro, si no tienes unos recursos para entrar a una universidad, si quiera a hacer una carrera básica, pues nunca vas a poder realizar tus sueños y prepararte para el futuro. 
En las FARC, pese a las condiciones en que vivimos que son constantes de guerra, hay una obligación de que el guerrillero y la guerrillera se tienen que preparar en todos los terrenos. 

Y cuando hablamos de ese guerrillero integral, esa integralidad hace parte de esa formación constante de hombres y mujeres para forjar un futuro mejor, para una sociedad en donde todas sus necesidades básicas son vulneradas, y son cada día más violentadas 

Las FARC es un partido político pero también es un ejército ¿Las mujeres tienen acceso en igualdad de oportunidades de poder ser comandantes, tener un nivel de dirección?

Camila: El reglamento es muy claro y dice que para ser comandante se debe tener requisitos. Se requiere que usted lleve dos años en filas sea hombre o sea mujer, de haber mostrado buena conducta, de haber mostrado interés, haberse desempeñado en distintas actividades, demostrar que usted se capacita porque allá capacitarse es una obligación, cada guerrillero debe cargar un libro dentro del equipo, es obligación leerlo y dar un resumen.

Entonces para ser comandante hay que llenar requisitos. Y, claro, hay hombres y mujeres en la comandancia. De hecho la mayoría de los que estamos acá somos comandantes, en mi caso yo soy comandante.

Nos comentabas que había unas normas que impedían que las guerrilleras fueran violentadas ¿Qué dicen estos reglamentos a cerca de la población civil en el área de influencia?

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Foto Tomada de Internet
Son iguales.  O sea, cuando le hablo de la normatividad guerrillera, de la juricidad guerrillera, esa juricidad guerrillera estipula que no hay maltrato. Por ejemplo, hay uno que es muy básico que habla de respetar y hacer respetar los bienes de la población civil y cuidarlos. Entonces a qué se refiere. Si uno llega a la casa de un civil tú no puedes llegar a violentarlo a decirle ‘Compañero, como yo soy guerrillero yo vengo a quedarme acá’. 

Tenemos que pedir permiso hasta para tomar el agua de la llave o del caño que está cerca.
Ahí hay respeto. Y el hecho de que nosotros estemos alzados en armas no nos da legitimidad para violentar al pueblo. Nosotros nunca nos alzamos en armas para violentar a la gente que estamos defendiendo. Quien por x y y motivo, se pase a esa conducta de gritar a un civil, de tener una discordia con él, sea hombre o sea mujer, pus el reglamento estipula qué clase de sanción debe ir ahí y eso va para comandantes y para combatientes.

El reglamento es la instancia máxima nuestra y es la que estableces hasta dónde podemos llegar y hasta donde no. El que se salga del reglamento pues se le aplica el reglamento. Una de las penas más drásticas que hay es contra la violación, tanto en filas como en la población civil, y es una de las sanciones más duras dentro de las FARC. El que viole una mujer, ya sea guerrillera o sea civil, pues recibe pena máxima y no tiene rebaja porque eso no lo permite el reglamento ni nosotros lo vamos a tolerar.

Veo mucha libertad para las mujeres en la guerrilla, mucha igualdad con los hombres ¿las mujeres de las FARC son feministas?

Camila: Decir que feministas o no sería como redundar. Porque la palabra feminista encierra muchas cosas. Creo que todas las mujeres llevamos algo de feministas por dentro. Las FARC han hecho una transformación en sus hombres y mujeres, pero falta. Porque esos hombres y mujeres engrosamos las filas guerrilleras vienen del común de la sociedad, y esa sociedad históricamente ha sido una sociedad reprimida y formada dentro de un sistema patriarcal. 

Y claro que hay dificultades en la formación de esos hombres y mujeres la mayoría de nuestros compañeras y compañeros han aprendido a leer dentro de la guerrilla, y vuelvo y te digo, vienen de esa gran reproducción patriarcal que existe en la sociedad, porque nosotros somos parte de esa sociedad que  está permeabilizada por los cambios  que ha habido y por la discriminación a la mujer. En las FARC lo que se ha tratado es, como hay un reglamento que sirve para hombres y mujeres pues en la práctica se busca que eso se cumpla. 

Las mujeres y los hombres hemos luchado por un feminismo pero de una forma distinta, un feminismo desde lo colectivo, desde lo humano. Nosotros no concebimos que la lucha de las mujeres esté aislada del hombre. Nosotros concebimos una lucha en igualdad de condiciones, igualdad de oportunidades, igualdad de humanidad para el género, que el género viene siendo en su conglomerado toda la sociedad humana.

Que todos tengan esos derechos y esas libertades garantizadas. No es que esté sólo en el papel explícito, sino en la práctica. Que el hombre gane igual que la mujer. Que la mujer tenga el mismo nivel académico no se justifica que ella gane menos que el hombre. Y que para ser representante de una empresa o un trabajo tengas que demostrar el doble para poder que te crean, porque eso pasa mucho en nuestra sociedad.

Esa sociedad como está tan permeabilizada por ese sistema patriarcal, a la mujer siempre la han deslegitimado, y quienes han hecho las normas han sido los hombres sin tener en cuenta la vocería de las mujeres cuando se refieren al estado.

Otra cosa son los medios de comunicación. Si uno ve en todo la mujer está. Está en las organizaciones sociales, está desde los territorios, está en las marchas, está en las comisarías de familia. La mujer está en todo, en todas las esferas de la sociedad. Pero esa mujer es invisibilizada, esa mujer es maltratada, esa mujer es cosificada.

Si hay una propaganda, si es de lavar, entonces la mujer muestra el amor a su familia porque tiene unas telas muy  blancas que es la ropa de sus hijos ¿Por qué al hombre no lo muestran así? Siempre es cosificando a la mujer y estableciendo esos roles que están establecidos de que el detergente es para la mujer porque es mujer, porque es la que lava, es la que cuida los hijos, es la que cuida la casa.

Pero la mujer también va a la universidad, la mujer también es gerente, la también va a la escuela a dar clase, la mujer también es revolucionaria, la mujer también es una mujer pensante y es un sujeto político de derechos. Pero ¿y esos derechos en los medios de comunicación que solo la minimizan en lo sexual? Si sacan una gaseosa el símbolo es una mujer pero como cosificación, si hay un reinado de belleza, más que la belleza es cosificar a la mujer, y particularmente me parece tan repudiable, y que a veces las mujeres nos prestemos para eso. 

Se han creado estereotipos de mujeres huecas, mujeres de silicona, mujeres “bonitas” porque la sociedad ha formado estas nuevas generaciones en ese concepto de que para ser una mujer inteligente tiene que ser bonitas, y se olvidan de la parte fundamental que es la preparación la cual el estado le ha negado a hombres y mujeres. Acceder a esa preparación, poder ir a una buena universidad, saber varios idiomas, de tener acceso no solo a lo básico si no a las grandes cosas que nos ofrece nuestro país.

Ahora que tocamos el tema del sistema en el que estamos inmersos, a mí me llama mucho la atención, y más que llamarme la atención me llena de ira, la doble moral que hay en Colombia. Entonces es juzgada una mujer que decida interrumpir su embarazo porque no tiene oportunidades, porque corre peligro su vida, porque sabe que vive en una situación de miseria, es juzgada la mujer guerrillera porque no puede estar en embarazo por la situación misma de la guerra pero no es juzgado el estado que abandona los niños y les niega sus derechos ¿Cómo analizan esa situación en la guerrilla?

Camila: Usted lo ha definido muy bien, hay una doble moral, y esa doble moral la hace el estado pero también ha tenido que ver la iglesia. La iglesia, la religión han sido uno de los grandes obstáculos para poder avanzar.

Considero que el derecho al aborto es algo que la mujer ha liderado por años en todos los países, por decidir cuándo quiero o no ser mamá. Es que ser madre es una decisión para toda la vida. Ser madre no solo implica los nueve meses de embarazo que uno tiene sino que cuando sale ese bebé de esa barriga viene a un mundo hostil, viene a un mundo desigual, a un mundo lleno de guerra, un mundo donde no hay oportunidades.

Dependiendo dónde nazca y las condiciones en que nazca, así mismo le va marcando el futuro. Si es un hijo de una mujer negra, pobre y fuera de eso de una parte rural pues tiene más discriminación. Lo mismo si es hijo de la india, lo mismo si es hijo de una mujer así sea blanca pero que sea pobre y que sea analfabeta. Desde allí viene la discriminación.

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Comandantes Camila Cienfuegos
y Pablo Catatumbo
Foto de Internet 
Dentro de nosotros no es nuestro reglamento el que nos impide. Cuando nosotros ingresamos nos aclaran que no se debe tener hijo por que las condiciones dentro de la guerra, y más para un ejército que está en constante movimiento, y que somos constantemente atacados, en una guerra tan desigual, en una guerra asimétrica, es muy difícil concebir un hijo dentro de la guerra.

En el caso nuestro hay doble peligro. Uno corre peligro la vida de la mujer embarazada, también de sus compañeros que están a su alrededor, compañeras y compañeros, porque es que para tener un hijo hay que ir a controles médicos, hay que vacunarse, hay que tener una tranquilidad como madre para que ese niño cuando nazca no venga con problemas ya psicológicos. 

Porque cuando uno está embarazada todo lo que uno siente se lo transmite a ese bebe que es una vida que ya está dentro de uno, ya después de tres meses el bebé empieza a sentir cosas, y cuando uno decide ser mamá dentro de la guerrilla se ve abocado a todas estas problemáticas.

Cuando decidimos interrumpir el embarazo es una cosa concertada con nosotras. Nos preguntan si queremos ser madres o no, unas optan por si otras por no, pero es una responsabilidad colectiva, porque es que mi embarazo no es solo mío, ahí involucra el grueso de mis compañeros y compañeras. Al momento de correr en un combate obvio que con una barriga voy a correr menos, me voy a cansar más, usted es madre y sabe lo que se siente cuando uno está embarazada.

Es tan fácil juzgar desde allá pero las condiciones de nosotras son otras. Si se sufre en la civil por un embarazo, tú vas a la tienda con los paquetes y llegas cansada, con las piernas hinchadas, te duele la cabeza, te da sueño.

Resulta que nosotros somos un ejército, y en un ejército hay unas normas para cumplir, es un horario militar, uno está todo el tiempo corra, corra y corra, y para uno embarazada eso se dificulta. Ahora viene el otro problema: Nace el bebé a quién se lo vamos a dejar. 

En los campamentos no podemos tener un niño. Y cuando lo dejamos a cuidados, bien sea de familiares o personas cercanas a nosotros, esos niños ya son vulnerables, esas personas son perseguidas, utilizan nuestros hijos e hijas para chantajearnos, y no sólo a nosotros como integrantes de las FARC, sino también a esas familias.

Los hijos de los guerrilleros y guerrilleras se han convertido en botín de guerra para hacer daño en lo más profundo de hombres y mujeres que hoy en día defendemos unas banderas de lucha por un país y por una causa más justa. Un país con equidad, con soberanía alimentaria, donde no se mueran los niños de hambre como en la Guajira. 

Entonces uno piensa, si yo soy guerrillera y traigo un hijo a que se muera de hambre en este país tan desigual, porque puede haber mucha economía que es rentable para nuestro país pero las transnacionales nos han dejado sin nada de eso. 

Entonces tener un hijo en la guerra es muy difícil. No es un capricho de la comandancia, el que nos ha impedido realmente ejercer ese rol, ese derecho de ser madres o padres ha sido el estado.

Comandante Mariana Páez Foto FARC-EP
Tenemos ya un dibujo de más o menos cómo es la sociedad colombiana en general con las mujeres, porque obviamente ustedes son colombinas y son víctimas de la guerra si lo vemos incluso con el derecho negado a ser madres. Como guerrilleras, mujeres, acá en Cuba ¿qué han propuesto? Estos diálogos han tenido algo que no hubo en otros procesos de paz, que es una gran presencia femenina. Recuerdo en el Caguán estaba la Comandante Mariana Páez pero no se veía tanta presencia femenina ¿cuál es la labor de la subcomisión de mujeres en los diálogos de La Habana?

La subcomisión de género ha jugado un papel muy importante, nació del sentir de las mujeres colombianas, de los Foros, de esa voz invisibilizada que a veces no se escucha, no se siente, no se oye,  no se representa y no se tiene en cuenta a la hora de definir las políticas de estado, porque si alguien sabe lo que se necesita para mejorar un país, pienso que es la mujer porque  es la que maneja la economía familiar.

Con esta subcomisión de género buscamos incluir todas las propuestas y hacer esa diferencia en el enfoque diferencial de género, de qué es lo que se necesita para cambiar los roles establecidos y que las mujeres sean sujetos de derechos políticos, que ya está bueno del rol de sumisión y de estar en la casa que ya hablábamos de eso. 

Esta Subcomisión de género toda todos los temas. Y las mujeres en La Habana no solo están en la subcomisión de género, las mujeres en La Habana están en todas las distintas subcomisiones que hay. Tenemos mujeres en la Mesa, tenemos mujeres en la subcomisión técnica, tenemos mujeres en la subcomisión de paramilitarismo, tenemos mujeres liderando subcomisiones donde están los prisioneros y prisioneras políticos, tenemos en todo, mujeres en comunicaciones, mujeres en redes sociales.

O sea, la mujer siempre ha estado presente en todos los escenarios de la vida política y militar dentro de las FARC. Igual es en los campamentos. Pero acá hay un escenario diferente, y estamos buscando que los acuerdos, que la voz de las mujeres y que los derechos, no solo de las mujeres sino de la humanidad, queden plasmados en la subcomisión de género, en los acuerdos, que cuando vallamos a una refrendación eso este ahí.

El tema de justicia. Cuando hablamos de la subcomisión de género no solo se está hablando de que la mujer es violada, es que a la mujer se le ha violado todo los derechos. No solo hablamos de género cuando la mujer es maltratada físicamente o psicológicamente. 

La mujer es maltratada cuando no se le da la posibilidad de educarse, cuando no se le da la oportunidad de ejercer vocería, de tener voz y representación ante el establecimiento, de ser gobernadora, de ser alcaldes. Si nos ponemos a mirar la historia de Colombia no ha habido una mujer presidente, y hay mujeres muy capaces. 

Tenemos senadoras, pero esas voces de las senadoras son muy a baja voz. Hemos tenido mujeres muy importantes a lo largo de esta historia, y no solo las senadoras, las lideresas campesinas, esas mujeres se la han jugado toda por los proceso desde sus territorios. Tenemos líderes indígenas, afros, que han estado ahí. 

Y esa subcomisión de genero lo que quiere es representar la mujer, que su voz quede ahí, y que el papel de la mujer no sea más invisibilizado. Tenemos en la inclusión el acceso a la tierra con enfoques diferenciales, teniendo en cuenta a la mujer. Que las titulaciones de la tierra tenga en cuenta esas mujeres. Que no solo sea el esquema de la titulación para mujeres cabeza de familia, tiene que ser para todas. Si tú no tienes familia, si tú no quieres tener familia, pero quieres tener una casa, pues debes tener derecho a tener ese título.

También estamos ahí con los LGTBI, todo debe ir ahí. Hacer también diferencia con el joven mayor que ahora llaman, hacer la diferencia en los niños y niñas que son los que más ha impactado el conflicto en diferentes formas. O sea hay una diferenciación del conflicto en áreas y en diferentes formas y no a todo mundo ha impactado igual.

Las mujeres han sufrido doble impacto en el conflicto social y armado de Colombia, son víctimas de los paramilitares, han sido víctimas de la fuerza pública. Si usted va a una manifestación pacífica, cuando tiran el gas, cando salen a correr ¿Quiénes son las más vulnerables ahí? Las mujeres. 

Las mujeres son las que están cocinando, las mujeres son las que están gritando las consignas, las mujeres son las que están regando las chapolas, las mujeres son las que prestan guardia, las mujeres son las que están ahí al lado de esos hombres, pero cuando vamos a mirar, a la hora de hacer la noticia, solo entrevistan es a un vocero, no a la vocera.
Entonces que esos derechos de esas mujeres queden ahí representados y que estos acuerdos recojan ese sentir de las mujeres en todo el sentido, y vuelvo y te digo, no solo es de las mujeres, es de todas y todos, hombres y mujeres. 

Porque ahí también va a entrar la policía, va entrar la fuerza aérea. Es que muchos dirán, ellos se están blindando allá. Para nosotros no estamos pidiendo nada. Primero que todo nosotros no tenemos tierras. 

Hemos peleado toda la vida por tierras para las comunidades, tierras para la humanidad. Donde puedan trabajar, donde puedan vivir, una Colombia donde se pueda sembrar, donde se pueda volver a soñar, donde nuestras hijas y nuestros hijos puedan tener un futuro y que el núcleo familiar y social se vuelva a reconstruir, desde la parcela, desde el territorio, desde las zonas urbanas que también se ha dañado mucho el tejido social.

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Foto de la Subcomisión de Género. TeleSur
Lo que queremos es una Colombia Reconstruida social y económicamente y con una diversidad de cultura que también hemos perdido. Esa subcomisión de genero está recogiendo todo ahí, que este la cultura, que la mujer tenga derecho a definir o interrumpir su embarazo. Todas las leyes que sean aprobadas, porque se han aprobado leyes de la constitución, ¿qué estamos haciendo las FARC? Defender esas leyes que debería era defenderlas el estado.

Un papel muy importante por la situación tan difícil que vive Colombia, y apenas es un dibujito nada más. ¿Cómo te imaginas una Colombia en paz para ti?

Camila: En lo personal, para mí una Colombia en paz es donde tus derechos no sean vulnerados, y  a ti no te castiguen por decir lo que pienses, o no te desaparezcan por decir lo que piensas y lo que defiendes, para mí una Colombia en paz es donde el fenómeno del paramilitarismo se acabe, en vez de haber tanta fuerza militar haya más infraestructura en lo educativo, en lo de la salud.

Cuando las condiciones de la humanidad están solucionadas, al menos lo básico, pues podemos hablar de que hay una Colombia diferente y empieza a haber paz, porque la paz no es sólo el silencio de fusiles. La paz es construir con las comunidades, hombres y mujeres, y esa reconstrucción es desde sanar el alma, dejar los odios, mirarnos a los ojos, poder caminar todos tranquilos, crear simbolismos. 

Esta guerra nos ha dejado profundas heridas, crear simbolismos para sanar esas heridas. Reencontrarnos todos, no sé, al lado del río, porque el río ha sido fuente de vida, pero también se nos ha llevado muchas vidas. El río tiene centenares de desaparecidos.

Cuando uno comienza a contrastar lo que hablábamos ahora de la situación de Colombia con ese sueño tan bonito que me cuentas y analizamos los diálogos de paz ¿Qué le falta a la paz?

Camila: A la paz le falta más unión, le falta más sensatez de esa enorme masa que hay allá afuera esperándonos, de esos hombres y mujeres que aún están adormecidos porque desconocen sus derechos o porque tienen miedo.

A esa paz le hace falta que todos se volquen, no a pedir que a nosotros como guerrilleros nos den indultos, no que pidan para nosotros, pidan para ustedes mismos. 

Usted que es madre, usted que es líder, usted que es periodista, usted que ha vivido la guerra como la hemos vivido nosotros en otra orilla. Que se volquén más, que sanemos esas heridas y dejemos los odios, los rencores, que dejemos de pensar que la guerrilla es la que va a salir beneficiada de este proceso de paz, que a nosotros nos van a pagar $1.800.000. 

Nosotros no estamos pidiendo nada para nosotros, no nos van a pagar eso, porque es que nosotros no vendemos nuestros principios, todo es negociable o todo se puede, menos los principios. Los principios no son negociables, y nosotros de eso si tenemos: dignidad, hombres y mujeres.

Esa paz le hace falta más sensatez de parte de esa sociedad que a veces siente que esa paz no es suya, la paz es de todos y de todas, y tenemos que apropiarnos de ese discurso, apropiarnos de esas propuestas y que ustedes hagan propuestas, nosotros estamos aquí abiertos, dispuestas y dispuestos. 

Madrugamos mucho a leer todos los foros que ustedes hacen allá desde los territorios, a leer las propuestas que salen de distintos foros en las ciudades, en todo lado, para que esas propuestas que ustedes han elaborado queden ahí condensadas, pero necesitamos más. La paz no sólo la tiene que buscar las fuerzas militares, el estado y la guerrilla. Esa paz nos involucra a todos, todos estamos tan comprometidos tanto en la guerra como en la paz.

Conclusión… ¿qué podemos decir? ¿La paz es de todos?

Camila: La paz es de todos y es más fácil hacer la guerra que construir paz. Mi invitación es que dejemos los odios desarmemos, no a las FARC, sino que desarmemos los corazones, y nos unamos todas y todos en torno a esa paz para que nuestros hijos y nuestros nietos puedan soñar y puedan tener un futuro el cual nosotros no hemos podido disfrutar.





Comentarios

  1. Saludos María por tu esfuerzo y trabajo, creo que hay muchas preguntas que deseamos hacer en este camino hacia la terminación de la lucha armada. Excelente labor María, espero hayas disfrutada la isla de la libertad.

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